Nosotros

Horacio Mesón
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Equipo BONSAI
Me reconozco humanista, naturista y Fito-terapeuta practicante.
Escribí y publique cinco libros, dos de ellos en formato de audio-libro con soportes en páginas Web. Los tres primeros sobre espiritualidad y no violencia, los últimos son pequeñas guías referidas al tema de la salud integral y al estilo de vida.
Soy locutor y periodista, vocaciones que me han permitido producir, guionar y conducir varios programas radiales y realizar PODCAST que se encuentran en canales de audio y dar un sinnúmero de conferencias-experiencias en diversos ámbitos académicos y sociales (ferias del libro, universidades, escuelas, institutos superiores, sindicatos, mutuales, asociaciones de fomento, etc.).
Estos últimos años he escrito gran cantidad de notas sobre fitoterapia y salud integral, muchas de ellas difundidas por la agencia internacional de noticias Pressenza, en varios idiomas y con llegada a varios continentes.
Soy autor, compositor y cantante, mis vocaciones primarias. Casi sin querer el responsable de la música y canción ley motiv del largometraje documental Héroe corriente, y de un medio metraje documental sobre la obra del Padre Vareto.
Reconozco que fue la militancia social sostenida por más de cinco décadas lo que me llevo a conocer y descubrir diversos oficios y disciplinas. Para luego desarrollar por necesidad del propósito de vida, siempre estuvieron y estarán a su servicio.
Porque Bonsai?
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El arte del bonsái se originó en China con los monjes taoístas hace unos dos mil años. Para ellos era símbolo de eternidad, el árbol representaba un puente entre lo divino y lo humano, el cielo y la tierra.
Durante siglos la posesión y el cuidado de los bonsáis estuvo ligado a los nobles y a las personas de la alta sociedad.
Según la tradición, aquellos que podían conservar un árbol en maceta tenían asegurada la eternidad. Así fue como los monjes disponían los árboles pequeños en vasijas con forma de cuenco a lo largo de las escaleras de los templos y hasta eran fuente de culto. Fue llevado a Japón hace unos 800 años donde se interpretó desde la concepción Zen de "belleza de una austera severidad". Lo que llevó a los paisajes miniaturizados en maceta nativos de China, a ser condensados en árboles únicos e ideales que representaban el universo.


